jueves, 17 de marzo de 2011

Y se llamará...


Sebastián, Emilio, Christian, Carlos, Demián, Héctor, Daniel, Santiago, Leonel, René.... fueron sólo algunos de los muchos nombres que mi esposo y yo propusimos para nuestro bebé.

Desde el 31 de diciembre, cuando supimos el sexo, no paramos de discutir sobre el mejor nombre para el nuevo integrante de la familia. Compramos libros, buscamos en internet, checamos significados y en las reuniones con amigos aprovechábamos para buscar apoyo y obtener más votos a favor del nombre preferido de cada uno, hasta organizamos una dinámica de papelitos con mis primas y mi tía , pero nada funcionó. Fue hasta el 1 de marzo cuando supimos cuál será el nombre de nuestra mejor creación, osea, nuestro hijo.... aquí la historia.

Desde hace cerca de 12 años me convertí en más que fan de la fotógrafa australiana Anne Geddes. Muñecos, relojes, calendarios, libros, bolsas y demás artículos de su marca invadían mi recámara y computadora. Cada que se presentaba la oportunidad, aprovechaba para aumentar mi colección. Uno de mis grandes sueños era escucharla, conocerla o tener algo autografiado por ella... y aunque una vez estuve a 10 minutos de topármela en una tienda de Disney, el tiempo no estuvo a mi favor y ese pendiente seguía en mi lista de "Cosas por lograr".

Por otro lado, poco tiempo después de iniciar una relación con mi marido y saber las entrevistas que hasta ese día había conseguido, varias de ellas imposibles para muchos mortales, le hice dos peticiones especiales. "Amor, ¿puedes entrevistar a Anne Geddes y a Miguel Bosé?" y sólo se rió, pero gracias a mi capacidad persuasiva, por no decir mi ser caprichoso, jodon e insistente, después de varios meses me cumplió uno de los dos deseos.

"Tengo la entrevista mañana a las 5:00, hora de México", me avisó. No lo podía creer, sería el primer mexicano en entrevistarla!!! y yo..... podría escucharla!!!! "No, no me gusta que me escuchen cuando hago entrevistas", me dijo tras escuchar mi petición. Hice unos ojos de borrego (sí, aja) y dije: "No es pregunta, a esa hora bajo a tu lugar".

Cuarenta minutos duró la conversación entre mi amado y mi estrella favorita. Ella no paraba de hablar, él de preguntar y yo de sonreír. Dentro de esa plática, mi marido tuvo bien a explicarle que su esposa es su súper fan y que estábamos esperando un bebé, y tras felicitarlo, le preguntó el nombre de nuestro pequeño para autografiarle un libro y enviárselo. "No, aún no hay nombre, en cuanto lo tengamos se lo haré llegar, muchas gracias", contestó.

Más tarde, mientras comentábamos la entrevista, se le ocurrió una brillante idea. "¿Y si le pedimos que ella elija el nombre y nos quitamos de problemas?". Y sí, así fue. Le envió un correo solicitándole que decidiera entre las dos opciones que teníamos: la de él, Rodrigo, y la mía, Héctor.

Se atravesó el fin de semana y con él nuestros nervios aumentaron. Mi marido checaba su correo cada que tenía oportunidad para ver si ya tenía la respuesta tan esperada, pero fue hasta el martes 1 de marzo a las 15:11, hora de México, cuando recibimos el correo de su asistente con el nombre elegido.

"She asked us to tell you that she truly appreciates the honor you have given her by asking, and also to tell you that she likes the name Rodrigo."

Y sí, ganó el papá gracias a uno de mis máximos ídolos. Hoy estamos en la espera del ejemplar autografiado y aunque no será para mí, es mucho más especial porque es para ese pequeñito tan esperado, amado y anhelado, Rodrigo.

P.D. Gracias, amor, por cumplir uno más de mis sueños, por la gran entrevista y por ser el mejor esposo del mundo.