miércoles, 25 de agosto de 2010

Sangre de artista


Desde pequeña soñaba con ser una artista famosa, conducir un programa de televisión, dirigir una estación de radio o ser una escritora reconocida. Las personas que salían en la tele eran mi hit, y pasaba horas frente al espejo jugando a ser cantante, para ello, usaba un cepillo como micrófono. Incluso, en una ocasión, cuando mis papás me regalaron mi primera grabadora estéreo y mi primer micrófono de muchos que tuve, me volví loca de emoción e invité a mis amigas a mi casa para estrenarlos.

Nos encerramos en mi recámara, nos sentamos en círculo y decidimos el tema de nuestra radionovela, "La historia del orfanato". La tarde se fue volando, nos faltaron horas y nos sobró imaginación.

Gritos, llanto, risas, pláticas, el galope de un caballo, truenos y lluvia fueron parte de los sonidos que reprodujimos con unos zapatos, vasos, mi closet de madera y nuestras melodiosas voces.

Poco tiempo después, al ver mi fascinación por los reflectores y la farándula, mi papá me contó la historia de mi abuelo. ¡Había sido locutor de una estación de radio en Jalisco! No lo podía creer, tenía sangre de artista en mis venas. Después, me enteré que Chelo, una tía de mi papá, también había dedicado parte de su vida a los escenarios y revistas, pues participó en varias obras de teatro y fotonovelas.

Un buen día, curioseando entre las cosas de mi padre encontré un casete que tuve bien a robar, y una de esas noches en que no podía dormir, después de grabar algunas canciones de la radio y un par de poemas de uno de esos programas melosos donde la locutora hace la voz más sexy y sensual que puede, decidí escuchar el contenido de "mi hurto".

Quedé impactada. Era la voz de mi abuelo. Además de locutor y profesor de inglés, era fanático de la poesía, y dedicaba horas a declamar, tanto para el público como para sí mismo. En esos ayeres, mi sensibilidad estaba a flor de piel y también me había "convertido" en poeta, así que ese casete era oro molido para mí.

Uno de los poemas que más llamó mi atención fue "Reír Llorando", de Juan de Dios Peza. El escrito por sí mismo es encantador, la historia conmovedora y más que real, pero la entonación y timbre de mi abuelo le daban un toque espectacular, entonces decidí sorprender a mi papá memorizando el poema, el cual, hasta el día de hoy, puedo recitar sin problema, tan fácil como la tabla del 1.


Aquí el poema:

Viendo a Garrik —actor de la Inglaterra—
el pueblo al aplaudirle le decía:
«Eres el más gracioso de la tierra
y el más feliz...»
Y el cómico reía.

Víctimas del spleen, los altos lores,
en sus noches más negras y pesadas,
iban a ver al rey de los actores
y cambiaban su spleen en carcajadas.

Una vez, ante un médico famoso,
llegóse un hombre de mirar sombrío:
«Sufro —le dijo—, un mal tan espantoso
como esta palidez del rostro mío.

»Nada me causa encanto ni atractivo;
no me importa mi nombre ni mi suerte
en un eterno spleen muriendo vivo,
y es mi única ilusión, la de la muerte».

—Viajad y os distraeréis.
— ¡Tanto he viajado!
—Las lecturas buscad.
—¡Tanto he leído!
—Que os ame una mujer.
—¡Si soy amado!
—¡Un título adquirid!
—¡Noble he nacido!

—¿Pobre seréis quizá?
—Tengo riquezas
—¿De lisonjas gustáis?
—¡Tantas escucho!
—¿Que tenéis de familia?
—Mis tristezas
—¿Vais a los cementerios?
—Mucho... mucho...

—¿De vuestra vida actual, tenéis testigos?
—Sí, mas no dejo que me impongan yugos;
yo les llamo a los muertos mis amigos;
y les llamo a los vivos mis verdugos.

—Me deja —agrega el médico— perplejo
vuestro mal y no debo acobardaros;
Tomad hoy por receta este consejo:
sólo viendo a Garrik, podréis curaros.

—¿A Garrik?
—Sí, a Garrik... La más remisa
y austera sociedad le busca ansiosa;
todo aquél que lo ve, muere de risa:
tiene una gracia artística asombrosa.

—¿Y a mí, me hará reír?
—¡Ah!, sí, os lo juro,
él sí y nadie más que él; mas... ¿qué os inquieta?
—Así —dijo el enfermo— no me curo;
¡Yo soy Garrik!... Cambiadme la receta.

¡Cuántos hay que, cansados de la vida,
enfermos de pesar, muertos de tedio,
hacen reír como el actor suicida,
sin encontrar para su mal remedio!

¡Ay! ¡Cuántas veces al reír se llora!
¡Nadie en lo alegre de la risa fíe,
porque en los seres que el dolor devora,
el alma gime cuando el rostro ríe!

Si se muere la fe, si huye la calma,
si sólo abrojos nuestra planta pisa,
lanza a la faz la tempestad del alma,
un relámpago triste: la sonrisa.

El carnaval del mundo engaña tanto,
que las vidas son breves mascaradas;
aquí aprendemos a reír con llanto
y también a llorar con carcajadas.

viernes, 13 de agosto de 2010

Deteniendo las horas



El tiempo parecía no transcurrir. Su pasión por su profesión y su amor por los suyos es algo admirable. Cuando estás a su lado, sientes una tranquilidad y paz indescriptible; puedes reír y reír con sus bromas en tono serio o pasar horas escuchando sus experiencias de vida. Al estar con él, no es raro que quieras sacar una grabadora o un cuaderno para anotar todas sus frases, consejos o ideas...

El jacuzzi hizo de las suyas, como él dijo, nos soltó la lengua. Una velada perfecta, las estrellas, la noche nublada y una excelente compañía. Pasamos poco más de dos horas sumergidos en el agua conversando sobre diversos temas, como el arreglo personal y la pareja; hasta que las gotas de lluvia nos obligaron a salir y continuar la plática en el sillón, frente al televisor que proyectaba un video de un guitarrista. Más tarde, tras ver el reloj y anunciar su partida, la noche terminó.

Siguiente día. Desayuno, bromas, misa infantil, tiempo de relax y una comida que se extendió un poco más de lo previsto y nos sedujo para alargar el fin de semana. Martinis de kiwi, fresa, cajeta y chamoy fueron parte de las bebidas que aderezaron la tarde.

Cuando comenzó a describir a aquél hombre que compraba libros de finanzas con tal de conocer su mundo y tener temas en común, me dieron ganas de retroceder las horas, los días y los años para conocerlo. La forma en que lo describió, el amor que emana por él y sus ojos brillosos, me ocasionaron un nudo en la garganta, pero no podía dejar de escucharlo. Bebí un trago, hice un par de preguntas y continué atenta a su conversación. Fue una de esas tardes que quedan grabas en tu memoria, una tarde que quisieras que nunca terminara, una tarde en la que quisieras detener las horas.

Sin duda, una excelente familia, una admirable pareja, un hijo inigualable, un papá envidiable, una mujer encantadora, un hombre ejemplar, un suegro increíble... un fin de semana perfecto.

jueves, 5 de agosto de 2010

¿Amigos por siempre?


Sin duda el invento del siglo 21 son las redes sociales. Cuando abrí mi cuenta de Hi, nunca imaginé lo que significaría en mi vida. A través de esa herramienta llegué a contactar a un par de amigos del pasado y a descubrir a mi ex novio "bailando con una amiga". Para los infieles, el peor descubrimiento; para las novias espías, el mejor.

Me la pasaba dejándoles comentarios melosos a mis amigas, de hecho, me esforzaba por encontrar la imagen más linda para pegarla en su wall.. era feliz y pasaba horas y horas chismeando fotos hasta que apareció Facebook.

Me llegaban correos y más correos de amigos que "deseaban incluirme" a su lista de amigos. Al principio, me rehusé por completo, me parecía lo más complicado del mundo y juraba ser fiel toda mi vida al Hi5. Pero sí, más rápido cae un hablador... y abrí mi cuenta, acepté las solicitudes que tenía pendientes y poco a poco fui agarrándole la onda. A la fecha no sólo es un medio de chisme y distracción, se ha convertido también en una herramienta de trabajo.

Particularmente hoy, me dio un gusto tremendo recibir una notificación en mi cel. "Gabriel L. Ochoa desea agregarlo como amigo". Iba directo a ponerle "ignorar", pues no acepto a ninguna persona que no conozca, cuando recibí otro "Mensaje de Gabriel L. Ochoa". Dicen que la curiosidad mató al gato y yo soy más curiosa que una niña de 5 años, así que decidí abrirlo y me encontré con tremenda sorpresa.

Gabriel L. Ochoa El 05 de agosto a las 13:30
Creo que fuimos compañeros en la primaria...
Estabas en la José P. Cacho??

Saludos



Gabriel estudió conmigo cuarto y parte de quinto de primaria. Era mi vecino de mesa banco, y con quien peleaba todo el día para que me prestara sus plumas de colores a cambio de mi caja de 32 plumones "pincelin". Lo recuerdo siempre platicando con las niñas, siempre de nuestro lado. Cuando el Club de Toby decidía no hablarle al de las mujeres, él nos defendía... hasta que un día llegó al salón y nos repartió una bolsita con un llavero en forma de faro color ocre y un recadito con sus nuevos datos de contacto. Sí, se mudaba a Pátzcuaro.

La noticia no fue nada agradable para muchos de nosotros, sobre todo para quienes más convivíamos con él, como su inseparable Memo, un chavo regordete con un humor ácido, pero buen amigo en el fondo, y yo, entre otras chicas. Nos abrazó, lloramos juntos, prometimos ser "amigos por siempre" y lo vimos partir.

Mis papás me prometieron que me llevarían a verlo, cosa que nunca sucedió. Creo que en dos ocasiones hablamos por teléfono, pero después el tiempo hizo de las suyas y nos perdimos la pista.

Hoy, gracias al face nos encontramos, nos agregamos al msn y resumimos nuestras vidas en un par de líneas, revivimos viejos momentos y recordamos algunas anécdotas.

Es increíble encontrarte con viejos amigos, remontarte a tu infancia y primaria, una de las mejores épocas de la vida. Es padre ver cómo después de tantos años sigues teniendo de qué hablar con esas personas, te reconocen y renace un lazo que nunca se rompió a pesar de la distancia.