miércoles, 27 de enero de 2010

Sin palabras…



Me desperté después de escuchar 20 veces el sonido de mi blackberry, era el aviso de que alguien me había etiquetado en facebook, me levanté de la cama y me dirigí a la alacena para guardar el bote de nutella que, malamente, me había estado comiendo la noche anterior.


Después, me dirigí hacia el cuarto de lavado dispuesta a encender el boiler, y cuál va siendo mi sorpresa... ¡no había gas! Por un momento pensé que tenía alguna falla o que se había apagado por el aire, tomé el encendedor y traté de prenderlo sin éxito alguno.


Intenté reaccionar tranquila, pero fue imposible, el tiempo me empezaba a presionar. Busqué de inmediato el teléfono del proveedor de gas, le marqué y cual niña desesperada por no quererse bañar con agua fría, me quejé del servicio amargamente; el señor me pidió una disculpa y me explicó que habían tenido un problema con el sistema del edificio y que enviaría a sus técnicos.


Dejé transcurrir unos minutos y volví a intentarlo, nuevamente, sin éxito. Abrí la regadera mientras imaginaba cómo moriría congelada, claro, únicamente la llave caliente para ver si servía de algo, y sí, 'mágicamente' salió agua tibia, así que antes de que se acabara el encanto, me apresuré a bañarme. Después, comencé a vestirme viendo el programa “Hoy”, porque no hay otra cosa que pueda ver gracias a los chicos de Cablevisión que me han quedado pésimo y no han venido a instalarme el servicio.


Llegué a la oficina y todo iba aparentemente normal hasta que abrí mi msn e inmediatamente apareció en mi pantalla: “hola, te mandé un mensaje y no te importó”, bueno, lo único que me faltaba para iniciar mi día del terror, reclamos de Babyface (por cierto, no lo había dicho, pero ya entré de lleno al mundo de la dimensión desconocida). Resulta que la noche anterior habíamos tenido una discusión por una tontería que no vale la pena mencionar, intenté arreglarlo antes de que se fuera a su casa, pero haciendo honor a su carita, hizo un berrinche propio de un niño de 8 años.

Tras una plática por msn, relativamente corta, sonó mi teléfono y utilizando un tono más alto de lo usual me dijo: “¿entonces? Para que me pides una solución? Esto es una vacilada”. Yo trataba de contar hasta 100 en mi cabeza, insisto, me parecía una estupidez la discusión, sobre todo después de mi baño con agua semi congelada. Tras algunos monosílabos que pronuncié, me pidió que nos viéramos afuera de la oficina para platicar (ah, claro, tampoco había mencionado que trabajamos en el mismo lugar). Nuevamente tomé aire, le pedí a toño su credencial porque había dejado la mía en mi cama y salí del edificio.

Él estaba ahí, como siempre con su blackberry, y con una cara de pocos amigos. Intercambiamos puntos de vista y para no hacer más larga la historia, accedí, acepté la solución que él propuso y regresamos a nuestros lugares de trabajo.


La tarde transcurrió bien, fuimos a comer a casa de mi ex roomie, platicamos, bromeamos, nos reímos con las ocurrencias de toño y hablamos acerca de nuestro blog colectivo, que está en proceso. A las 4 regresamos al trabajo. Como a las 6, mientras escribía una nota, me acordé que tenía que llamarle a la mamá de mi Babyface para informarle que ya había hablado con mi papá sobre un tema que llamaremos “x” para evitarme problemas. Le pedí el teléfono de mi suegra a Babyface, me lo dio y le llamé. Cuando colgué, como es mi costumbre, solté demasiada información y le dije“ya hablé con tu mamá sobre ese tema, por cierto, ¿cuándo le darás seguimiento?” y en ese momento, cual niño al que le dices “¿a qué hora vas a hacer la tarea?” se enojó y me contestó un “no sé, es mi decisión”. Ándale, por metiche, para qué te metes en donde no te llaman princesita... Obviamente, esto originó la segunda discusión del día.


Sonó mi teléfono y no contesté, de verdad, no tenía ganas de pelear, quería terminar la nota antes de irme a cubrir un evento, me quedaba menos de una hora. Volvió a sonar el teléfono y nuevamente no contesté. A la tercera llamada, ya no tuve más remedio que levantar la bocina, en el fondo no querìa dejar asì las cosas, pero no llegamos a nada y me tuve que ir porque el fotógrafo me estaba esperando.


Después de manejar una hora con 20 minutos llegamos a Arcos Bosques, esperamos a que los invitados terminaran de cenar y comenzamos con la sesión de fotos y entrevistas.

Hubo una pareja que me impactó, cuando le pedí que me contara cómo había iniciado la relación, Alejandro, el esposo, me dijo: “fue algo muy chistoso, nos conocimos gracias a un amigo en común, duramos un mes y medio de novios y nos casamos”... ¿que qué? Creo que no fui tan buena para ocultar mi sorpresa porque tanto él como su esposa soltaron una carcajada al ver mi cara y Claudia agregó “sí, y llevamos 13 años de casados”.


Al terminar la sesión de fotos y las entrevistas, como a las 12:30 de la mañana, dejé a Jefté en su casa y manejé hacia mi depa. Cuando llegué, el poli me dijo “señorita, le dejaron esto”, era una grabadora, “¿quién la trajo?”, pregunté; “pues.. él, su novio”.

La tomé sin decir más y caminé hacia el elevador, no sabía si presionar el botón de “play” o no, tenía miedo de lo que escucharía.


En cuanto abrí la puerta del depa, me armé de valor y la encendí (no ví cuántos archivos eran). Comencé a escuchar “hola Janett, te conocí ayer....” ¿quéeeee? No lo podía creer... “una, dos, tres, cuatro... 13 grabaciones!!!!! cada una con un mensaje especial, algunas me hicieron reír mucho, una en especial me hizo sentir pésimo, recordé el inicio de año... pero todas me mostraron su forma de ver los días que hemos compartido... una visiòn no tan distinta a la mìa.


Estaba muerta, cansadísima, pero fueron el broche de oro de la noche... lo que le dio sentido a mi día... no me puedo quejar, desde chiquita mis amigas me llenaban de cartas, regalos y detallitos (eso lo contaré en el siguiente post), incluso, siempre presumìa acerca del detalle más padre, (claro, hasta ayer) el de Gustavo, un amigo de prepa que en mi cumpleaños llenó mi recámara de globos y colgó una manta que había pintado. Pero hoy, sin duda, puedo decir que esas grabaciones han sido el detalle más especial que he recibido en mi vida...

3 comentarios:

  1. El bálsamo al final de un día siempre se agradece. Me pasó alguna vez algo así, pero siempre ese detalle inesperado hace que una tiemble de emoción.

    La historia comienza a cobrar forma. Gracias por compartirlo con quienes empezamos a leerte.

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  2. Las grabaciones 12 y 13. Una fue al lado del parque, tomando café, con el quemacocos semiabierto y oyendo mi disco favorito del 2009.
    La 13, inesperada, fue en Gabriel Mancera, trepado en una banquetilla. Un alma no pasó por ahí. Ya era tarde. Ideal para hablar sin que te tilden de loco nocturno. Hubo sólo que bajar del auto y entregar la grabadora.

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  3. Grabaciones de que!!!!!!???? Nos dejas a la mitad

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