martes, 29 de junio de 2010

¡Feliz cumpleaños!


Desde hace algunos años, a ciencia cierta no sé desde cuando, decidí no hacer planes para mi cumpleaños. Esto a ocasionado algunos problemitas, sobre todo he metido en aprietos a mi mamá y a mis amigos.

Hoy, a cuatro días del gran suceso, la historia se repite. Varias sugerencias, todas de mi agrado, pero me niego a decidir un plan ¿por qué? no sé. ¿Será una especie de resistencia a sumar un año más?

Cuando cumplí 18 años, mi mamá me insistió que hiciera una fiesta en la casa, pero no me encantaba la idea de hacer una lista, contactar a los amigos y confirmar su asistencia. Pasaron los días y la pregunta constante de mi madre era "¿segura? ¿no vas a querer hacer nada?", a lo que yo respondía "no, mamá, ¿a quién invito?".

Faltando dos días para mi cumple, la reina del norte se fue al super, y como yo no tenía nada que hacer, saqué pluma, hoja y celular. 1, 2, 3, 4... 100 invitados. "¿Mamá, aún estás en el super? ¿qué crees? ya me decidí, sí haré fiesta, pero sólo seremos 100", le dije por teléfono. "¿Pero estás loca? ¿a dos días quieres que organice tu fiesta? y, ¿sólo 100? ¿según tú son pocos?", me contestó.

Acto seguido, llegó con botellas de vodka, ron y mi amado malibu. ¡Vaya que pasan los años y los gustos cambian! Contrató los tradicionales tacos al pastor, meseros, mesas tipo bar, sonido e iluminación, y una vez más me demostró que para ella no hay imposibles... pero para mí, sí.

Un día antes del festejo comenzaron las complicaciones. "Mamáaaaaaaaa, ¿qué me voy a poner?", grité desesperada al abrir mi closet. Y así inició la travesía, mi mamá, mis hermanos y el amigo gay que no puede faltar se subieron al coche para acompañarme a buscar el atuendo perfecto.

Recorrimos tres centros comerciales y nada, no encontraba algo que me hiciera lucir como una auténtica cumpleañera de 18 años, jajaja. "Se te ve bien", "Ese vestido está perfecto", "Te queda pintado al cuerpo, es ese", fueron las frases que escuché esa tarde, pero nada me convencía. Finalmente, minutos antes de que cerraran las tiendas, se iluminó un aparador con el outfit ideal para la ocasión: un vestido strapless de mezclilla y entallado. ¡Bingo!

"Ahora faltan los zapatos", dije. No es necesario describir la cara de mis acompañantes. "No, basta, vámonos, los buscas mañana", decretó mi mamá.

Me fui resignada a la casa, me probé mil veces el vestido, vi mi reflejo en el espejo más de 10 ocasiones, y me dormí pensando en el tinte, corte y peinado que elegiría al día siguiente.

Llegó el día, mis "zancos", como los llama mi mamá, hacían juego perfecto con el vestido; cabello teñido de negro y planchado perfecto, bronceado fake. ¡Lista! me dediqué a disfrutar al máximo mi fiesta no deseada... con decirles que terminé con unas copitas de más, bailando "Sirena", de Sin Bandera, con mi amiga Vanessa, eso sí, muy al estilo punchis punchis, osea, el baile no tenía nada que ver con la melodía.

Obvio, el desquite de tan apresurada organización no podía faltar. "Mijitas (osea, Vanessa y yo, ah, claro, y el colado, mi amigo Gus), mañana llevo al niño a un combate de karate, así que se levantan temprano y recogen todas las botellas que quedaron en el garaje, limpian el piso y arreglan todo"....

4 comentarios:

  1. Vaya que si es una odisea la semana previa o los dáis previos al famoso cumple. Más allá de las celebraciones, yo festejo y me siento privilegiado de este primer cumple contigo.

    Love u y que Dios te bendiga y puedas darle mucho tiempo más felicidad a tanta gente que te quiere.

    Felicidades amor.

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  2. Creo que llegué tarde a la celebración ¡felicidades!

    No me digas que te parece un exceso pedir que recojas después de la fiesta jajajajaja. Mi casa es fiestera de nacimiento, pero tiene que quedar como yo la entregué ¿cómo ves?

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